Al lector se le llenaron de pronto los ojos de lágrimas,
y una voz cariñosa le susurró al oído:
- ¿Por qué lloras, si todo en ese libro es de mentira?
Y él respondió:
- Lo sé; pero lo que yo siento es de verdad.
Ángel González
sábado, 21 de noviembre de 2009
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