Rosas, ¡oh pura contradicción!, sueño de nadie, bajo tantos párpados. (Rainer María Rilke)
Eremita en la torre de Muzot, Rilke cultivaba las flores de su jardín y regalaba la primera rosa blanca a la antigua propietaria de la torre. Sólo una rosa blanca, porque las flores, como los poemas, no deben regalarse nunca a docenas. Como Rilke, CAMINANDO.
1 comentario:
Rosas, ¡oh pura contradicción!,
sueño de nadie, bajo tantos párpados.
(Rainer María Rilke)
Eremita en la torre de Muzot, Rilke cultivaba las flores de su jardín y regalaba la primera rosa blanca a la antigua propietaria de la torre. Sólo una rosa blanca, porque las flores, como los poemas, no deben regalarse nunca a docenas.
Como Rilke, CAMINANDO.
Publicar un comentario