
jueves, 29 de abril de 2010
¡Qué pena de los libros
que nos llenan las manos
de rosas y de estrellas
y lentamente pasan!
Federico García Lorca
que nos llenan las manos
de rosas y de estrellas
y lentamente pasan!
Federico García Lorca
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Federico García Lorca
domingo, 25 de abril de 2010
domingo, 18 de abril de 2010
viernes, 16 de abril de 2010
Leí su carta ayer
Leí su carta ayer, llegó temprano,
a tiempo para sacarme del sueño.
Llegó como anunciándome un verano
o para hundirme más aquel invierno.
Me dice que aún me tiene amor a veces,
y que otras veces teme algún peligro,
que hay un milagro aquí de pan y peces,
que tiene una añoranza de otros siglos.
Pedazo de papel,
no sabe lo que puede hacerle
a quien lo espera.
Pedazo de papel,
que dabas luz desde su estrella
a mi bandera,
como si esta vez fuera la primera
que hay primavera.
Leí su carta ayer, y fue tremendo,
y la volví a leer al mediodía.
Está sobre la mesa todavía.
Leí su carta y hoy no tengo sueño.
(Noel Nicola)
Leí su carta ayer, llegó temprano,
a tiempo para sacarme del sueño.
Llegó como anunciándome un verano
o para hundirme más aquel invierno.
Me dice que aún me tiene amor a veces,
y que otras veces teme algún peligro,
que hay un milagro aquí de pan y peces,
que tiene una añoranza de otros siglos.
Pedazo de papel,
no sabe lo que puede hacerle
a quien lo espera.
Pedazo de papel,
que dabas luz desde su estrella
a mi bandera,
como si esta vez fuera la primera
que hay primavera.
Leí su carta ayer, y fue tremendo,
y la volví a leer al mediodía.
Está sobre la mesa todavía.
Leí su carta y hoy no tengo sueño.
(Noel Nicola)
martes, 13 de abril de 2010
AMADOR CEA
(De Coronel, Chile, 1949)
Como habían detenido a mi padre
y pasó el Presidente que elegimos
y dijo que todos éramos libres, yo pedí que a mi viejo lo soltaran.
Me llevaron y me pegaron todo un día.
No conozco a nadie en el cuartel. No sé, no puedo
ni recordar sus caras. Era la policía.
Cuando perdía el conocimiento, me tiraban
agua en el cuerpo y me seguían pegando.
En la tarde, antes de salir, me llevaron
arrastrando a una sala de baño,
me empujaron la cabeza adentro de una taza
de W.C. llena de excrementos. Me ahogaba.
“Ahora, sal a pedir libertad al Presidente,
que te manda este regalo”, me decían.
Me siento apaleado, esta costilla me la rompieron.
Pero por dentro estoy como antes, camarada.
A nosotros no nos rompen sino matándonos.
Pablo Neruda, Canto General.
(De Coronel, Chile, 1949)
Como habían detenido a mi padre
y pasó el Presidente que elegimos
y dijo que todos éramos libres, yo pedí que a mi viejo lo soltaran.
Me llevaron y me pegaron todo un día.
No conozco a nadie en el cuartel. No sé, no puedo
ni recordar sus caras. Era la policía.
Cuando perdía el conocimiento, me tiraban
agua en el cuerpo y me seguían pegando.
En la tarde, antes de salir, me llevaron
arrastrando a una sala de baño,
me empujaron la cabeza adentro de una taza
de W.C. llena de excrementos. Me ahogaba.
“Ahora, sal a pedir libertad al Presidente,
que te manda este regalo”, me decían.
Me siento apaleado, esta costilla me la rompieron.
Pero por dentro estoy como antes, camarada.
A nosotros no nos rompen sino matándonos.
Pablo Neruda, Canto General.
jueves, 8 de abril de 2010
Receta para hacer el azul
Si quieres hacer azul,
agarra un trozo de cielo y mételo en una olla grande,
que puedas llevar al fuego del horizonte;
después mezcla el azul con sobras de rojo
de la madrugada, hasta que se deshaga;
vacía todo en un bacín bien limpio,
para que no quede nada de las impurezas de la tarde.
Finalmente, criba los restos de oro de la arena
del mediodía, hasta que el color se adhiera al fondo de metal.
Si quieres, para que los colores no se desprendan
con el tiempo, deposita en el líquido un corazón de melocotón quemado.
Lo verás deshacerse, sin dejar señal de que alguna vez
allí lo pusiste; y ni el negro de la ceniza dejará restos de ocre
en la superficie dorada. Puedes, entonces, levantar el color
hasta la altura de los ojos, y compararlo con el azul auténtico.
Ambos colores te parecerán semejantes, sin que
puedas distinguir entre uno y otro.
Así lo hice – yo, Abraham ben Judá Ibn Haim,
iluminador de Loulé – y dejé la receta a quien quisiera,
algún día, imitar el cielo.
Nuno Júdice-Traducción de Vicente Araguas
Si quieres hacer azul,
agarra un trozo de cielo y mételo en una olla grande,
que puedas llevar al fuego del horizonte;
después mezcla el azul con sobras de rojo
de la madrugada, hasta que se deshaga;
vacía todo en un bacín bien limpio,
para que no quede nada de las impurezas de la tarde.
Finalmente, criba los restos de oro de la arena
del mediodía, hasta que el color se adhiera al fondo de metal.
Si quieres, para que los colores no se desprendan
con el tiempo, deposita en el líquido un corazón de melocotón quemado.
Lo verás deshacerse, sin dejar señal de que alguna vez
allí lo pusiste; y ni el negro de la ceniza dejará restos de ocre
en la superficie dorada. Puedes, entonces, levantar el color
hasta la altura de los ojos, y compararlo con el azul auténtico.
Ambos colores te parecerán semejantes, sin que
puedas distinguir entre uno y otro.
Así lo hice – yo, Abraham ben Judá Ibn Haim,
iluminador de Loulé – y dejé la receta a quien quisiera,
algún día, imitar el cielo.
Nuno Júdice-Traducción de Vicente Araguas
miércoles, 7 de abril de 2010
Desgarrada la nube; el arco iris
brillando ya en el cielo,
en un fanal de lluvia
y sol ,el campo envuelto
desperté ,¿Quién enturbia
los mágicos cristales de mi sueño?
mi corazón latía
atónito y disperso
… ¡El limonar florido,
el cipresal del huerto,
el prado verde, el sol, el agua, el iris!
¡el agua en tus cabellos!
Y todo en la memoria se perdía
Como una pompa de jabón al viento.
Luís Cernuda
brillando ya en el cielo,
en un fanal de lluvia
y sol ,el campo envuelto
desperté ,¿Quién enturbia
los mágicos cristales de mi sueño?
mi corazón latía
atónito y disperso
… ¡El limonar florido,
el cipresal del huerto,
el prado verde, el sol, el agua, el iris!
¡el agua en tus cabellos!
Y todo en la memoria se perdía
Como una pompa de jabón al viento.
Luís Cernuda
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